jueves, 4 de diciembre de 2008

I SEMINARIO DE PSICOLOGÍA SOCIAL CRÍTICA


"CONFLICTO ARMADO, VIOLENCIA POLÍTICA Y GUERRA PSICOLÓGICA EN COLOMBIA"





La Fundación para la Investigación,la educación y el desarrollo comunitario Mundos Posibles, oragniza el I Seminario de Psicología Social Crítica:" Conflicto armado,violencia política y guerra psicológica en Colombia" durante el día 3 de diciembre de 2008, en el auditorio Amparo Páramo de la Facultad de Salud de la Universidad Surcolombiana.

Este espacio, tiene como objetivo, propiciar la reflexión sobre la(s) realidad(es) de Colombia desde la psicología social, y del compromiso ético del psicológo frente al conflicto, la violencia política y la guerra psicológica. Para cumplir este objetivo, se contará con la participación del Mg Edgar Barrero, coordinador de la Corporación Cátedra Libre Ignacio Martin Baró,Investigador, experto en intervención psicososcial, representaciones sociales y Psicología social de la guerra.Es consultor en Violencia política,violencia familiar y maltrato infantil, y ha ejercido como catedrático de las universidades Nacional de Colombia, Manuel Beltrán e Incca.



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TRIBUS URBANAS: contexto



Rodrigo Ganter S. y Raúl Zarzuri C.


Artículo publicado en la Revista de Trabajo Social “Perspectivas”, Año sexto, número 8, Diciembre 1999. Universidad
Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez.


El fin del milenio se presenta, para una gran cantidad de jóvenes en nuestro país, como un
tiempo de incertidumbre y de inseguridad. Es un tiempo de crisis, el cual se puede
caracterizar por conceptos que intentan ser parámetros tales como: globalización,
mutaciones culturales, hibridizaciones, etc. En suma, podemos decir crisis de adaptaciones
sociales; especialmente asociadas a los campos de la economía, las comunicaciones y la
ética en las relaciones humanas cotidianas e institucionales, públicas y privadas, en un
contexto de modernidad periférica7, los cuales serían rasgos reveladores de esta condición.
Esta crisis es vivida profundamente en distintos planos y constituiría el actual capítulo que
experimenta la sociedad modernizada o en vías de modernización, como efecto progresivo
de los procesos de secularización y racionalización, con el efecto, postulado por Weber de
desencantamiento del mundo. Abstrayendo otras dimensiones, sin duda de gran
importancia, podemos decir que la modernidad y la secularización como contexto societal
en un medio hibridizado8 en los hechos, va desintegrando y/o mutando una visión de
mundo y sus distintos ordenes institucionales, mutación que se manifiesta fuertemente en el
ámbito de lo cultural, caracterizándose siguiendo a Franssen (1994) por los procesos de
“mutación cultural” los cuales se pueden visualizar “por la importancia creciente de las
industrias culturales (medios de comunicación de masas) y tiene implicaciones no
solamente en cuanto a los bienes culturales y a los códigos necesarios para su consumo,
sino también en el sentido mismo de la experiencia de los individuos”9.
Esta cuestión de fondo, que extendemos al plano de los comportamientos juveniles
cotidianos donde, según algunos autores, se observa un proceso paulatino de rechazo al
valor intrínseco de las normas y sus supuestos y/o su aceptación instrumental en función de
objetivos inmediatos, lo que permite construir imágenes de los jóvenes, etiquetándolos
como: “individualistas”, “consumistas”, “amorales”, “apolíticos”, entre otros,
Las primeras aproximaciones teóricas al fenómeno de la juventud que alcanzan cierto auge
en nuestro país -y que posteriormente serán sustentadoras de políticas juveniles- se dan en
el contexto de la dictadura militar, especialmente en el decenio de los años ochenta. En este
período, la juventud chilena fue caracterizada por algunos enfoques teóricos
predominantes10, como una juventud "anómica" y desintegrada que expresa efectos y
cambios socioculturales supuestamente no deseados de la socialización en el proceso de
modernización que esta viviendo el país. Se hacía referencia a la crisis de adaptación e
integración expresada en la desarticulación del mundo colectivo y a la crisis de identidad
cultural que se experimenta en la desarticulación de los valores, expresada, en la
desintegración de la comunidad y una ruptura de las relaciones primarias.

Modelo pedagogico critica-radical,Ana Myriam Pinto Blanco


Secretaría Académica IDEAD de la Universidad del Tolima, Email: ampinto@ut.edu.co

La Pedagogía Crítica emerge como un resultado de los trabajos de la Teoría Crítica en las décadas de los ochenta y los noventa. Algunos de los fundamentos teóricos contemporáneos de le pedagogía crítica tienen su origen en la teoría crítica propuesta por los filósofos y teóricos sociales de la escuela de Frankfurt, quienes trabajaron en Alemania en el Instituto para la Investigación Social. El término teoría crítica, fue utilizado por Max Horkheimer, director del Instituto desde 1931 hasta 1958. Entre otros reconocidos teóricos de la escuela de Frankfurt se pueden citar: Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm y Walter Benjamín, miembros de la escuela de Frankfurt, muchos de ellos eran judíos; trasladaron el Instituto a la Universidad de Columbia en Nueva York, durante la segunda guerra mundial y retornaron a Alemania una vez finalizada la guerra. En Norteamérica estos teóricos participaron activamente en la vida académica con una serie de estudios de reconocida importancia relacionados con críticas acerca del racismo, la exclusión, el prejuicio racial y las políticas de segregación. Estos estudios influyeron positivamente en el pensamiento filosófico y pedagógico en los Estados Unidos y sus perspectivas críticas son la base de los teóricos-críticos de la actualidad. Trabajos similares han emergido no solamente como una teoría que se comparte sino también, como nuevas perspectivas con múltiples elementos sociales tradicionales con el fin de crear nuevos órdenes que estén en posibilidad de incrementar la libertad humana.
La Pedagogía Crítica se interesa en primer lugar, en una crítica a las estructuras sociales que afectan la vida de la escuela, particularmente situaciones relacionadas con la cotidianidad escolar y la estructura del poder. En segundo lugar, se interesa por el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico-reflexivo con el fin de transformar la sociedad. Según Peter McLaren36, La pedagogía crítica examina a las escuelas tanto en su medio histórico como en su medio social por ser parte de la hechura social y política que caracteriza a la sociedad dominante.
En este sentido, la Pedagogía Crítico-radical presenta no solamente un lenguaje de crítica, sino también un lenguaje de posibilidades.

vigilar y castigar , m. foucault. 1976, el castigo

EL CASTIGO GENERALIZADO






"Que las penas sean moderadas y proporcionadas a los delitos, que la muerte no se pronuncie
ya sino contra los culpables de asesinato, y que los suplicios que indignan a la humanidad sean
abolidos." 99 La protesta contra los suplicios se encuentra por doquier en la segunda mitad del siglo
XVIII: entre los filósofos y los teóricos del derecho; entre juristas, curiales y parlamentarios; en los Cuadernos de quejas y en los legisladores de las asambleas. Hay que castigar de otro modo:
deshacer ese enfrentamiento físico del soberano con el condenado; desenlazar ese cuerpo a cuerpo, que se desarrolla entre la venganza del príncipe y la cólera contenida del pueblo, por intermedio del ajusticiado y del verdugo. Muy pronto el suplicio se ha hecho intolerable. Irritante, si se mira del lado del poder, del cual descubre la tiranía, el exceso, la sed de desquite y "el cruel placer de castigar".100 Vergonzoso, cuando se mira del lado de la víctima, a la que se reduce a la desesperación y de la cual se quisiera todavía que bendijera "al cielo y a sus jueces de los que parece abandonada".101 Peligroso de todos modos, por el apoyo que en él encuentran una contra otra, la violencia del rey y la del pueblo. Como si el poder soberano no viera, en esta emulación de atrocidad, un reto que él mismo lanza y que muy bien podrá ser recogido un día: acostumbrado "a ver correr la sangre", el pueblo aprende pronto "que no puede vengarse sino con sangre".102 En estas ceremonias que son objeto de tantos ataques adversos, se percibe el entrecruzamiento de la desmesura de la justicia armada y la cólera del pueblo al que se amenaza. Joseph de Maistre reconocerá en esta relación uno de los mecanismos fundamentales del poder absoluto: entre el príncipe y el pueblo, el verdugo constituye un engranaje; la muerte que da es como la de los campesinos sojuzgados que construían San Petersburgo por encima de (78) los pantanos y de las pestes: es principio de universalidad; de la voluntad singular del déspota, hace una ley para todos, y de cada uno de esos cuerpos destruidos, una piedra para el Estado; ¿qué importa que se descargue sobre inocentes? En esta misma violencia, aventurada y ritual, los reformadores del siglo XVIII denunciaron por el contrario lo que excede, de una parte y de otra, el ejercicio legítimo del poder: la tiranía, según ellos, se enfrenta en la violencia a la rebelión; llámanse la una a la otra.
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